Jardín de Heliópolis editores se complace en presentarles «Piriápolis, un suvenir negro», la opera prima del narrador piriapolense Caracé Olivera.
A través de la prestancia de su pluma y con cruel ironía adhiere a la máxima de la picaresca intemporal: «Yo por bien tengo que cosas por ventura nunca oídas ni vistas vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido». En ese sentido (parafraseando para ser ilustrativos un tramo del prólogo del Lazarillo de Tormes) Caracé tuerce la tradición de la incipiente literatura piriapolense hacia la vereda de enfrente de las magnánimas, apoteosicas y apocalípticas figuras históricas, léase, evidentemente, Don Francisco Piria. En efecto, como admirablemente lo plantea en «Bienvenido señor turista» lo que le importa es el «piriapoludo» vulgar, anodino, depresivo, sin voluntad y sin proyectos, la otra cara de Piria, la otra cara de Piriápolis. De esta manera, siguiendo este concepto narrativo escasamente sino nulamente original logra en «Piriápolis Tétrico», el primer relato que integra el volumen, una atmósfera en la que el horror y el humor, lo serio y lo cómico entran en entredicho favoreciendo una confluencia polifónica que usufructúa sin empachos heterogéneos niveles discursivos que involucran a personajes violentos, tiernos y decadentes.