¿Será posible que solar ente exista el divorcio entre lo que «me pasa» cada día, o «lo que pasa» y DIOS?

¿Será posible que solamente se comprenda y viva «lo sobrenatural» en la soledad y el recogimiento, cuando la mayor parte de la vida se desarrolla en la «agitación» del mundo moderno?

¿Será posible que la «velocidad» actual haga girar como trompo, aislando y arrastrando en el vértigo, de tal modo que impida el encuentro con Dios, que es decir SI a Algo y a ALGUIEN?

Esta publicación busca ayudar a que no exista tal divorcio, afianzar la vida espiritual, desarrollar la entrega.

¡Que los laicos de cierta cultura y práctica religiosas a quienes tuve presente en estas reflexiones, reciban con caridad lo que pretendí ofrecerles y que es: «ayudarles» a ser ante e mundo «testigos de la resurrección y de la vida de Jesucristo y señal del Dios verdadero»! (Lumen Gentium, n.o 38).