«Desde hace muchos años, desde los años casi juveniles en que ambos nos iniciamos en las faenas de la docencia superior y de la cultura, he sido testigo de la existencia de Juan Mantovani. Diferían nuestras especialidades vocacionales, pero tenían en el fondo mucho de común, porque él, al profundizar en sus preocupaciones pedagógicas, estaba siempre muy cercano de la filosofía, como casi todos los pedagogos que han sentido todo el alcance de una profesión que asume relieves de misión compromete todos los intereses del hombre. Por mi parte, me aproximaban a él un gusto por la trasmisión de los conocimientos y por su eficacia social que incorpora necesariamente a la ocupación teórica la dimensión pedagógica, y, más allá de este motivo, la coincidencia en la manera de encarar los problemas nacionales en general y los de la Universidad y la cultura en particular.»
FRANCISCO ROMERO: «Recuerdo de Juan Mantovani», Martínez (Buenos Aires), 1962.

«La Educación y sus tres problemas representa su intento más ceñido de caracterización de la esencia y objeto de la ciencia pedagógica. Aquí están trazados el esquema de sus categorías básicas, la reducción última de sus cuestiones principales y las soluciones que el pensador cree aplicables o recomendables. Es obra de limpia construcción, que deja ver los materiales utilizados y el sentido total y parcial de su realización arquitectónica. «La pedagogía es una ciencia con límites, contenido y medios propios, pero que requiere un sólido cimiento filosófico. Debe estar precedida de una filosofía que plantee problemas previos y con sus soluciones justifique otros esenciales y derivados, y busque soluciones coherentes con rigurosa unidad» -dice.»
ADELMO R. MONTENEGRO «Mantovani, filósofo de la educación», Córdoba, 1962.