No podemos escoger el juego. No podemos escoger las reglas. Solo podemos escoger cómo jugaremos.

¿CÓMO SE PUEDE GANAR UN JUEGO QUE NO TIENE FINAL?
«Los juegos finitos, según James P. Carse, tienen jugadores conocidos, reglas fijas y un final claro. Los ganadores y perdedores son fácilmente identificables, tal como ocurre en un juego de fútbol o en una partida de ajedrez.
En los juegos infinitos como los negocios, la política o la vida misma, los jugadores vienen y van, las reglas cambian y no hay un final cierto. En los juegos infinitos no hay ganadores ni perdedores. No existe la «vida ganadora» ni el «negocio ganador» por ejemplo, solo existe lo que viene y lo que ha sucedido.
Mientras mejor comprendía la diferencia entre ambos tipos de juegos, más juegos infinitos veía a mi alrededor. Me di cuenta de que muchos de los problemas con los que se enfrentan las organizaciones se producen porque sus líderes están jugando un juego infinito con una mentalidad finita. Estas organizaciones suelen rezagarse en innovación, esfuerzo, motivación y, finalmente, rentabilidad.
En cambio, los líderes que tienen una mentalidad infinita, crean mejores organizaciones, más innovadoras y más inspiradoras. La gente confía en los demás y en sus líderes. Tienen la capacidad de la resiliencia ante los cambios que se producen en el mundo, y dejan atrás a su competencia. Son quienes nos lideran hacia el futuro.
En Empieza con el porqué quise mostrar la importancia de saber cuál era nuestro propósito. En Los líderes comen al final, mostré cómo los líderes pueden obtener confianza creando círculos de seguridad. Ahora en este nuevo libro, busco crear un marco de trabajo que nos ayude a jugar al juego en el cual todos participamos: el Juego Infinito.»