Vivimos en una época en la que el alma humana se aviene cada vez menos a compenetrarse del contenido de la Biblia, a diferencia de lo que ocurriera en la evolución cultural europea de los últimos cuatro o cinco siglos. Y la humanidad habrá de acoger la ciencia espiritual, y por medio de ella una comprensión del Libro de los Libros, o llegará a un punto en que perderá la aptitud para leerla, como ya está sucediendo con muchos que desconocen la Antroposofía. Y esto, así avizorado por Rudolf Steiner, pónese de relieve con vigor y magistral exposición en los diez capítulos de esta obra, correspondientes a otras tantas disertaciones del insigne maestro sobre: Los distintos aspectos de la iniciación; La crónica del Akasha y la misión de los Bodisatvas y del Buda; El budismo en el Evangelio de Lucas; El nuevo Adán y la individualidad de Zoroastro; Budismo y zaratustrismo confluyen en el acontecimiento de Palestina; Buda, Moisés, Elías y Juan; Los dos niños Jesús – Vishva Karman, Ahura Mazdao, Cristo-; Las fuerzas espirituales de la humanidad – el advenimiento del Cristo -; La Ley del Sinaí -La fuerza del amor-; y Los reinos celestes en el nacimiento virgíneo – El Evangelio del amor, la fe y la esperanza… He aquí un llamado a la humanidad toda: conservar, estudiándolos, los inmensos valores espirituales de la Biblia. Vitalizar fervorosamente en nosotros el Mensaje trascendente y único del Cristo Jesús. Y primordialmente, procurar que el mundo reciba los documentos bíblicos en su forma correcta, a fin de asegurar de una vez y para siempre su vigencia total.